Último momento: Facebook me tiene podrido

FASCISBOOK
Me equivoqué. Quise hacer algo cumpliendo las reglas y me equivoqué. Es que me di cuenta que tenía varias cuentas de Facebook. Que nadie crea que ha sido por o con alguna segunda intención. Es que siempre he sido muy distraido (por no decir estupidamente desmemoriado) cuando de claves o password se refiere.
Entonces, durante un tiempo, abría una cuenta en Facebook, y, mientras entraba todos los días, la palabra escondida me era fácilmente recordable. La cosa se complicó cuando no hacíamos ese ejercicio casi deportivo de mirar los comentarios o me gusta todos los días. Después, porque tampoco recordábamos con que cuenta de correo la habíamos abierto, buscábamos abrir otra cuenta.
Hace unos días decidimos sincerar nuestras cuentas (las que recordamos el password) y tratar de unificar a nuestros amigos, conocidos y colegas. Lo primero que hicimos fue colgar en las portadas que íbamos a concentrar todo en una sóla cuenta. La que responde al nombre de
el.norbi.baruch.
Luego de colgar un hermoso cartel en dos portadas de dos anteriores yo, cometí el error. Empecé a cruzar las cuentas para ver que amigos de una ya eran amigos míos en la cuenta madre. Lo mismo con la otra cuenta. Y a los amigos que no los tenía en la cuenta que pensaba mantener, unos casi doscientos y pico, decidí mandarle un pedido de amistad.
Pero este movimiento conceptual y coherente no fue entendido por los motores todopoderosos de Facebook de la misma forma. La creación del gran perdedor Mark Zuckerberg, para conseguir chicas, decidió en forma arbitraria, cuasi fascista, bloquearme la cuenta madre, por 7 días.
Pero ahí no termina la anécdota. Cuando le enviamos un correo a su centro de no atención al cliente, el mismo, después de recibirlo, nos contestó que ellos no creen que puedan leer todas las sugerencias que le mandan los usuarios, pero que igual me agradecían.

Último momento: Nuestros QR llegan a Francia


CHILLART-QR-CODE
Hicimos algo único. Cuando vimos éste código encontramos un potencial expresivo que nadie había notado. Lo hicimos en pleno verano porteño, en enero, y después lo transformamos en una serie, con varios temas. Esos QR hoy se están transformando en la expresión más moderna del arte urbano, los stickers. NORBI-QR-CODE
(Autorretrato original de El Norbi, realizado como si fuera un QR-CODE) SIN-BARBA432
(Autorretrato de El Norbi, hoy, sin barba)
Es un boom, dicen los que trabajan en blogs sobre gadgets y tecnología. Se está convirtiendo, a diferencia de los Bar Code inventados por Joseph Woodland, Jordin Johanson y Bernard Silver en 1952, en una especie de ícono pop.
Es que el QR CODE (abreviatura de Quick Response code) es tan visualmente cool que para algunos parece casi una especie de Kanji (汉 字) extendido.
Es que no es lo mismo haber sido creado en una filial de una automotriz japonesa que para identificar los vagones de un ferrocarril. Cuenta la historia no oficial del código QR fue creado por la filial Denso Wave de Toyota en 1994 para que el seguimiento de los vehículos durante el proceso de fabricación fuera operativa. Teniendo en cuenta la velocidad de producción de la automotriz, el código diseñado debía ser rápidamente decodificado, sin error y con mucha información.
Hoy, ésta iconografía pixelada ha provocado una revolución visual en los Estados Unidos, en Canadá y en Hong Kong. Ya las redes sociales ya están tratando de encontrarle explicaciones a esas extrañas figuras que se esconden detrás de los cuadrados negros. Hasta nosotros ya hemos encontrado una cruz cristiana bien clara en nuestra traducción QR del link de Visualmente. Algunos ya ensayan relaciones entre propiedades de las marcas y la forma en que están ordenados los espacios en blanco.
Y Argentina no se queda atrás. Empresas como Coca-Cola ya están colocando esta imagen como nueva referencia de modernidad. Hasta hace poco, los departamentos de marketing le exigían a los creativos que dejaran un espacio al final de las piezas de gráfica y los comerciales televisivos para colocar los logos de Twitter y facebook, en ese orden.
Ahora lo más cool, tech, ñiu, es poner antes que esos logos, ese cuadrado en blanco negro, como declaración de guerra al mundo technicolor de Twitter y Facebook. Captura de pantalla 2013-03-25 a la(s) 17.25.22
Recientemente, el sitio francés Pixelcreation escribió sobre nuestra creación.
A continuación te presentamos las distintas variaciones del autorretrato y las más recientes: PUQR-A432
(El lado femenino de El Norbi para homenajear a las mujeres en su día, el pasado 8 de marzo) Captura de pantalla 2013-02-28 a la(s) 10.53.55
(Con pequeña barba debajo de la pera como macho cabrío luciférico) QR-VERANO432
(La versión de vacaciones tuvo un autorretrato con anteojos de sol) QRBENDER432
(Bender es el robot que protagoniza la serie animada de Matt Groenning, "Futurama". Nos gusta decir que es nuestro lado oscuro) BATMAN432
(Es el super héroe que más nos gusta, por eso hicimos una síntesis entre nuestro autorretrato y Batman)

Exclusivo: Haciendo bicifotografía a la noche

10.432 9.432 8.432 7.432 6.432 5.432 4.432 2.432 1.432 Cuando el fotógrafo Edgardo Gómez nos mostró su mini cámara GoPro Hero 2, nosotros tuvimos una idea. Queríamos sacar fotografías en nuestro próximo viaje a Caracas, en medio de las ceremonias mortuarias en honor al fallecido presidente Hugo Chavez. Porque no querías romper ese sentido dolor de los venezolanos ante la desaparición física de su líder. Por eso queríamos una cámara no invasiva. Hoy la quisimos probar antes de nuestro viaje y tuvimos una idea que veníamos acariciando desde hace un tiempo. Es que el andar en bicicleta te da una forma distinta de ver el mundo. Por eso quisimos aprovechar esta tecnología para hacer fotografías nocturnas, a bordo de nuestra bicicleta, por los barrios porteños de Palermo Soho, Villa Crespo y Caballito.

Porque las lágrimas también pueden ser cuadradas

Captura de pantalla 2013-03-04 a la(s) 21.43.10
Hasta hace poco, los que me conocen íntimamente, saben que no podía ver su imagen en la televisión. Pero no porque no me gustara lo que hacía sino todo lo contrario. Todo. Alguna vez llegué a decir, medio en broma, medio en serio, que él era el padre que no tuve. Hasta mis hijos suelen escucharme decir que El Negro es su abuelo. Aunque conocen a sus abuelos, ellos a veces tienen dudas.
Hoy, 5 de marzo, se cumplen 25 años de la muerte de Alberto Orlando Olmedo, más conocido como El Negro Olmedo. Tanto me afectó esta situación final (se cayó de un piso 11) que es al día de hoy que todavía estoy peleando contra una sensación de vértigo constante que no me deja asomarme a grandes alturas.
Creo sinceramente que él, sin quererlo, me ha enseñado cosas de la vida que nadie me había enseñado antes. Era el maestro de la improvisación, de la ironía, de la picardía, cosas muy extrañas para la televisión. De chico me alucinaba como se escabullía de adelante de las cámaras, para correr a los técnicos, por detrás de los decorados pintados. Esa especie de rompimiento deliberado de la fantasía televisiva me mostraba otro tipo de comunicación. Era la metatelevisión que hablaba de si misma ante una cámara. Todos eran parte del decorado pintado, menos uno que se manejaba fuera de los límites de la pantalla. Y ni que hablar de sus rutinas humorísticas, donde nadie sabía con que podría llegar a salir Olmedo. Pero que nadie imagine un caos. El tipo empezaba se iba y volvía, dando varios saltos mortales en el aire para caer parado, perfecto, al lado de sus partenaires. Captura de pantalla 2013-03-04 a la(s) 21.56.50
El Capitán Piluso, Petete García, el Manosanta, el dictador de Costa Pobre, Chiquito Reyes, Rogelio Roldán, Álvarez y Borges (junto a Javier Portales), Grotowski y Stanislavski, José Refrán, el Gran Huidini, el Cavernario, el Cabecita negra cordobés, el Yéneral González, el empleado Pérez, el nene, el alumno de inglés (junto a Susana Giménez), el Pitufo, el Psicoanalista, o el mayordomo Perkins, son algunas de sus caras más conocidas. A mi, la que más me gustaba era la que respondía a un nombre muy extraño, distinto. Porque no parecía ser el nombre del personaje, aunque su sóla presencia era diferenciada de los otros.
Dice la leyenda urbana que le gustaba comer una ensalada verde, con su bife de chorizo, pero que nunca podía recordar bien su nombre. Porque no era la reconocida lechuga, ni la militante radicheta. Ni que hablar del berro no tan difundido por aquellos años. Es que a Olmedo le gustaba demasiado la hoja tan verde como amarga de la rúcula, la cual con cariño llamaría rucucu. Esa especie de grito tribal (¡Ruuu cu cuu!) antecedía los cortes publicitarios de su programa "Operación Ja Ja" (1967), acompañado de un gesto poco televisivo como era el de tapar la cámara con la palma de la mano derecha. La caracterización de ese personaje casi sin nombre, tenía como vestimenta central un frac pingüino bien negro, camisa bien blanca, pañuelo (o moño) al cuello y gran sombrero bombín, que doblaba casi sus orejas, acompañado por un poderoso bigote, que apenas dejaba asomar los labios del genio artista rosarino. Toda esa catarata de estímulos visuales asaltaron ayer mi mente y me llevaron casi de memoria a ensayar en el programa vectorial esta especie de pixelado homenaje a alguien que he querido (y quiero) demasiado, como la rúcula.
Porque las lágrimas también pueden ser cuadradas.